miércoles, 10 de agosto de 2016

Cárcel mental



     Un buen amigo del CPAP (Juán el DUE) me dijo que, mi cárcel además de en mi cuerpo, podría estar en mi cerebro. Pero lo pensé bien y no, no, mi cárcel está en mi cuerpo. Lo que si vengo observando desde hace varios años es que, cada uno tenemos nuestra propia cárcel mental, independientemente del estado físico y de la situación de cada uno. Hay personas que deberían de tener supuestamente una cárcel mental grande, y sin embargo, tienen una cárcel mental agobiante; también está el caso contrario (para mí admirable); en fin, creo que cada uno traza las dimensiones de su propia cárcel mental.





     Yo tenía una cárcel grande que de repente se hizo pequeña; no he conseguido(o no he podido, o no he sabido) hacerla más grande, aunque cuando cai del guindo, lo intenté cocienzudamente. Fui incapaz de engrandar mi cárcel, pero intenté hacerla confortable. Disfrutaba de lo poco o mucho (no lo puedo valorar objetivamente) que me ofrecía la vida y me alegraba de la alegtás de las personas que quiero(esto lo sigo haciendo); no era feliz, pero tampoco infeliz.

     Y así estaba hasta hace 6 meses.



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